lunes, 23 de febrero de 2015

49 goles espectaculares (Davide Martini)


 Al día siguiente Riccardo y yo paseamos por la ciudad. Partimos de la abarrotada estación Termini, con el sol que caía en picado sobre la plaza. Después bajamos hasta Via dei Fori Imperiali, el Coliseo lleno de turistas y centuriones asfixiados bajo las capas de terciopelo rojo, y más tarde de nuevo en la otra dirección, hacia Piazza Venecia y Campo de`Fiori, un kebab gigante, el Panteón, Piazza Navona y Caravaggio en San Luis de los Franceses, el gueto y la isla Tiberina hasta Trastevere.
Riccardo no paraba de contar todo lo que sabía, mezclando sus recuerdos con datos turísticos, mientras que yo estaba aturdido por el caos y el ritmo frenético. Al atardecer, bajamos por las orillas de cemento del Tíber y nos detuvimos a descansar en unos escalones. Un olor a menta subía del agua turbia que gorgoteaba en una pequeña cascada artificial, justo delante de nosotros. Arriba, encajonado entre los altos muros de uno y del otro lado del río, el cielo se iba volviendo rosado a lo lejos, mientras una brisa fresca se levantaba desde el norte.

Davide Martini. 49 goles espectaculares. Editorial Dos Bigotes, 2015.

lunes, 16 de febrero de 2015

Roma en Motorino (Antonio Portela)


15 de junio de 2005
Roma en Motorino

Such a heavenly way to die
The Smiths



Comenzamos en Viale de Tratevere. Vimos a la Isla Tiberina borrar sus aristas entre las aguas. En la Piazza Venezia se abrieron simetrías perfectas a nuestro paso. El Vittorino abrazaba la rotonda por donde acercábamos nuestras rodillas al alquitrán. Nos cruzábamos constantemente con los astros. En el Quirinal no pudimos desacelerar ante las pendientes del poder. Nos miraron los guardias presidenciales. Me pareció que apoyaban las manos sobre el carcaj en posición defensiva. Atravesamos la Porta Pia ensordecidos por el aire. Y desde que entramos en la recta amplitud de Via Nomentana, no supimos dónde acabaríamos.


Antonio Portela. Ciudadano romano. El Gaviero Ediciones, 2006.