domingo, 19 de abril de 2015

El italiano y los siete pecados capitales (Fernando Díaz-Plaja)


Una imagen de la Roma ocupada en 1946. Un capitán americano nos ha llevado de tasca en tasca; a mi lado, un italiano, encuentra en el vino trasegado la espoleta de su resentimiento. Me coge del brazo en Via Vèneto: "Oye -golpea el suelo con el tacón del gastado tacón-, oye..., cuando yo hago esto resuenan los siglos. Por aquí has pasado todos..., vosotros los españoles, los franceses..., ahora están estos -indicaba con la barbilla-, pero fíjate, todos habéis pasado, os habéis ido y Roma permanece..."

Fernando Díaz-Plaja. El italiano y los siete pecados capitales. Alianza editorial, 1970.

lunes, 13 de abril de 2015

La virtud de Checchina (Matilde Serao)


Sí, debía acudir porque había dicho que sí aquella tarde, cuando él la beso. Al fin y al cabo, ¿cuánto se tardaba desde la calle Bufalo hasta la calle Santi Apostoli? Unos diez minutos a pie. No, más, serán unos doce. Para ir del Bufalo a Santi Apostoli hay que tomar un atajo de tramos cortos: subes por el Nazzareno, bajas por la calle de la Stamperia, pasas junto a la Fontana de Trevi, enfilas el callejoncito de San Vizenzo y Anastasio, luego un tramo de la Umiltà y del Archetto, y en seguida estás en Santi Apostoli, Se necesitará quizás un cuarto de hora caminando con tranquilidad para no llamar la atención. En caso de dar la larga vuelta, por el Pozzeto, el Corso y San Marcello, sería media hora; en el Corso hay siempre tanta gente que choca contigo, que te detiene, con la que te tropiezas, que te retrasa. Mejor ir por calles interiores.

Matilde Serao. La virtud de Checchina. Ardicia, 2015.

domingo, 22 de marzo de 2015

Terenci del Eixample (Ramón de España)


"Hay quien piensa que lo mejor que he escrito es la parte de mis memorias que transcurre en el barrio de mi infancia" me decía Terenci; "para ellos yo no debería haber viajado jamás. Nunca debería haber vivido en Roma ni haber visitado Egipto. Yo, en mi barrio, sin moverme: eso es lo que debería haber hecho para hacerles felices."
Terenci del Eixample (Terenci Moix). Ramón de España. Sospechosos habituales. Anagrama, 1998.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Un circo pasa (Patrick Modiano)


- ¿Y cuál será nuestra futura dirección en Roma? -le pregunté.
Dell´Aversano se sacó un sobre del bolsillo interior de la chaqueta.
- Es el número 7 de la via Frescobaldi.
Se volvió hacia Gisèle.
-¿Ya ha estado en Roma?
- No -dijo Gisèle.
-¿Así que no acompañó usted a su hermano cuando fue allí con quince años a celebrar la Nochevieja?
Él le sonrío y ella le devolvió la sonrisa.
- ¿En qué barrio está la via Frescobaldi? -pregunté.
- Se lo voy a explicar.
Con un bolígrafo trazó en el sobre dos barras paralelas.
- Ésta, es la via Veneto... Que ya conoce...
Le había contado cómo, por orden de mi padre, intenté alcanzar a aquella mujer de pelo rubio pajizo y maquillaje excesivo cuando echó a correr sin previo aviso.
- Tomando la via Pinciana, bordea los jardines de la villa Borghese...
Seguía trazando líneas en el sobre y con la punta del bolígrafo nos iba indicando el camino.
- Luego, dobla a mano izquierda y, siguiendo la via Borghese, llega a la via Frescobaldi... aquí... -Dibujaba una cruz-. Lo bueno de este barrio es que estarán rodeados de vegetación... Es una calle muy próxima al jardín zoológico...
Ninguno de los dos podíamos apartar la vista del plano que acababa de dibujarnos. Me veía caminando con Gisèle, en verano, a la sombra de la via Frescobaldi.

Patrick Modiano. Un circo pasa. Cabaret Voltaire, 2014.

lunes, 23 de febrero de 2015

49 goles espectaculares (Davide Martini)


 Al día siguiente Riccardo y yo paseamos por la ciudad. Partimos de la abarrotada estación Termini, con el sol que caía en picado sobre la plaza. Después bajamos hasta Via dei Fori Imperiali, el Coliseo lleno de turistas y centuriones asfixiados bajo las capas de terciopelo rojo, y más tarde de nuevo en la otra dirección, hacia Piazza Venecia y Campo de`Fiori, un kebab gigante, el Panteón, Piazza Navona y Caravaggio en San Luis de los Franceses, el gueto y la isla Tiberina hasta Trastevere.
Riccardo no paraba de contar todo lo que sabía, mezclando sus recuerdos con datos turísticos, mientras que yo estaba aturdido por el caos y el ritmo frenético. Al atardecer, bajamos por las orillas de cemento del Tíber y nos detuvimos a descansar en unos escalones. Un olor a menta subía del agua turbia que gorgoteaba en una pequeña cascada artificial, justo delante de nosotros. Arriba, encajonado entre los altos muros de uno y del otro lado del río, el cielo se iba volviendo rosado a lo lejos, mientras una brisa fresca se levantaba desde el norte.

Davide Martini. 49 goles espectaculares. Editorial Dos Bigotes, 2015.

lunes, 16 de febrero de 2015

Roma en Motorino (Antonio Portela)


15 de junio de 2005
Roma en Motorino

Such a heavenly way to die
The Smiths



Comenzamos en Viale de Tratevere. Vimos a la Isla Tiberina borrar sus aristas entre las aguas. En la Piazza Venezia se abrieron simetrías perfectas a nuestro paso. El Vittorino abrazaba la rotonda por donde acercábamos nuestras rodillas al alquitrán. Nos cruzábamos constantemente con los astros. En el Quirinal no pudimos desacelerar ante las pendientes del poder. Nos miraron los guardias presidenciales. Me pareció que apoyaban las manos sobre el carcaj en posición defensiva. Atravesamos la Porta Pia ensordecidos por el aire. Y desde que entramos en la recta amplitud de Via Nomentana, no supimos dónde acabaríamos.


Antonio Portela. Ciudadano romano. El Gaviero Ediciones, 2006.

martes, 20 de enero de 2015

Aviator (Antonio Praena)


Siguiendo el curso inverso de los pájaros,
como Aníbal poco antes
de emprender su marcha a Roma,
si no encuentro el camino,
lo creo.

Aviator. Antonio Praena. Yo he querido ser grúa muchas veces. Visor, 2014.